martes, 15 de octubre de 2013

El siglo negro

Racing Club de Avellaneda, histórico equipo del futbol argentino, posee una historia llena de momentos que marcan la cronología deportiva argentina. Desde sus comienzos gloriosos hasta los más impresentables desatinos, Racing a surcado  110 años de vida desde su nacimiento en Marzo de 1903.

Dentro de esta cantidad de hitos, se encuentra una de las etapas más negras de club, que podríamos dar comienzo de la siguiente manera.

Durante las tres décadas anteriores a la quiebra del club, comienza la etapa del “desmanejo dirigencial” (como sentenciaron muchos medios) que se tradujo en compras de jugadores a precios carísimos y ventas de otros extraordinarios a precios irrisorios o dejados libres; el paso de decenas de directores técnicos y la pérdida de su prestigio futbolístico por una larguísima racha de malos resultados, incluyendo la pérdida de la categoría en el año 1983 (y posterior retorno a primera luego de muchos sacrificios en 1985, con Alfio Basile como director técnico); en la pérdida de gran cantidad de socios y abandono de las instalaciones.

El descenso de Racing en 1983.

1986 – 1995 Juan De Stefano

A fines de 1986 Racing se encontraba en la segunda división a causa del implemento sorpresivo de los promedios. Juan De Stefano, electo presidente de Racing, asumió con una deuda de 3 millones de dólares y un plantel poco competitivo. Pero de alguna forma no documentada, incrementó el pasivo de club a 11 millones y aglutinó figuras de la época para regresar a primera divisió y además obtener la supercopa en 1988. La presidencia de De Stefano no se caracterizó por los logros futbolísticos, así como las siguientes presidencias posteriores, sino más bien por el paulatino debacle institucional del club.
En la edición de Noviembre de 2011 De Stefano fue entrevistado por la revista “El Gráfico” y dio algunos comentarios de su gestión: (fuente: http://goo.gl/LZdEk3)
  • En la época de Basile veníamos mal y el Coco me pedía que hiciera algo. Fui a lo de un pai en Escobar. Llegué a un convento, con velas negras, me hicieron sacar la ropa y me empezaron a dar con unas ramas por la espalda y más tarde con un gallo. Después mataron al gallo y tuvimos que enterrarlo en la cancha. Llegué y estaba Tita esperándome con una pala. Hicimos un pozo detrás del arco y lo enterramos.
  • En la revancha contra Atlanta, por el ascenso, el Coco hizo bajar del micro, en plena ruta, a un acompañante del chofer porque no había estado en el resto de los partidos. “Ustedes están locos”, nos dijo el pobre hombre cuando lo bajamos a la fuerza. Sí, estábamos locos.
  • Así hay que manejarse con la barra. Un caramelo si te portás bien; un palazo si te portás mal. Tenés que arreglar, no hay otra. No tiene solución el tema. Avellaneda está rodeada de veinte villas, si eliminás a un grupo viene otro. Mejor agarrarlos y decirles: “Las reglas son estas; no robar, no drogarse en la cancha, no venir a joder los días de semana, no molestar a los jugadores”. Normas claras de convivencia. A cambio de eso, tantas entradas y tantos pasajes.
  • ¿Qué necesidad tenía de robarle a Racing? Ninguna. Antes de ser dirigente de Racing fui secretario metalúrgico, del Senado, ocupé miles de cargos. Yo le habilité la cancha a Taddeo cuando era un depósito de papas, arreglé el centro deportivo, hice la sede nueva. Acepto que cometí algunos errores: soy soberbio, medio dictador y me quedé más de la cuenta.
  • Con el petardo de Navarro Montoya me cagaron. Una persona de Boca vino a buscar el empate al hotel, pero Basile lo sacó a patadas. Con el empate, Boca entraba en la Libertadores y nosotros nos perfilábamos para salir campeones. Pero como dijimos que no, mandaron a tres tipos de Boca a la hinchada de Racing, tiraron dos piedritas, un petardo, Navarro Montoya se tiró, Grondona aprovechó, me sacó cinco puntos y me cagó el campeonato. Y Boca fue a la Copa. Yo hubiera arreglado el empate, pero al Coco esas cosas no le entran. NOTA: (Se hace alusión al partido que Boca y Racing jugaron por la temporada 88/89 http://goo.gl/tZSDFA)

1995 – 1998 Osvaldo Otero / Daniel Lalín


En el ’95 Osvaldo Otero, secundado por Daniel Lalin derrotan a De Stefano, que buscaba la segunda reelección, en las elecciones. El club poseía un pasivo de 11 millones heredado de la presidencia anterior. Y al finalizar su gestión la deuda se acercaba a los 35 millones. Paulatinamente la relación entre presidente y vice se fue distanciando al punto de generar la salida de Lalín, quién luego se lanzaría para presidente.
A diferencia de su antecesor, Otero no poseía una presencia mediática tan importante, motivo por el cual los pormenores de su gestión están reservado a las investigaciones judiciales que años después de terminar su presidencia, lo llevaría a los primeros planos de los medios.
Ya en 1999, La Nación publica como 26 personas fueron implicadas en varias causas por administración fraudulenta en perjuicio de Asociación Civil Racing Club, donde se especifica que Otero es acusado de administración fraudulenta en concurso real con quiebra fraudulenta.

1998 Daniel Lalín

Durante la presidencia de Otero. Lalín, quien funcionaba como vicepresidente, demostró tener una perspectiva muy contraria a la que ejercía el presidente Otero, motivo por el cual la relación entre ambos fue tensionándose poco a poco hasta romperse, tal es así que Lalín renunció a su cargo de vicepresidente y se presentó en las elecciones de 1998 junto con Dardo Ferrari, quién luego renunciaría, y Luis Buchner.

Lalín se impone sobre Capozzolo.


Lalín obtuvo el 49,9 % de los votos, seguido por Enrique Capozzolo, quién obtuvo cerca del 40 %. Con ese inicio prometedor Lalin comenzó una corta presidencia azotada por las deudas, ya que a sólo pocos días de su asunción, muchos documentos vitales de las finanzas del club no estaban documentados, o no existían, motivo por el cual no podía calcularse el pasivo actual del club. Los embargos e inhibiciones no se hicieron esperar, motivo por el cual Racing publica una solicitada el 12 de Diciembre pidiendo la cooperación de los acreedores.

Los actas financieron no aparecen.




No había muchas certezas a la hora de calcular la gran deuda de Racing. Sin datos concretos, se estimó que la deuda ascendía a 62 millones de dólares:

  • 42 de deuda posconcursal de la gestión de Otero.
  • 1.8 de sueldos.
  • 4.8 de primas.
  • 4.5 de deuda previsional.
  • 2.4 de trasferencias.
  • 6.8 de acreedores.
  • 2.4 de UTEDyC
  • 16.5 de derechos de TV adelantados.
  • 9.6 de otras obligaciones.


Con casi 200 juicios por diversas causas, Lalín toma la controversial desición el 10 de Julio de 1998 de pedir la quiebra del club con continuidad de actividades, y 3 días después el juez Enrique Gorostegui la acepta. A partir de ese momento comienza un proceso nuevo en Racing. Se designa a la síndico Liliana Ripoll quien se encargaría de las finanzas del club y el Juez debería reveer los casi 200 juicios para revalidarlos y determinar la deuda exacta de Racing.

El pedido de quiebra resonó en todas partes.


La síndico elaboró un informe en la cual estipulaba un plan de pago de forma tal que Racing mantenga sus bienes, la categoría y al plantel. Pero repentinamente el 4 de Marzo de 1999 a causa de un pedido de liquidación de bienes por un ex síndico del club al cual se le debían cerca de 100 mil dólares, un juez de La Plata ordena la liquidación del club y su inmediata desaparición. A todo esto la sindico Ripoll anuncia la lapidaria frase “Racing Club Asociación Civil ha dejado de existir”, a la madrugada del día siguiente mientras Lalín intentaba explicarle a los hinchas lo sucedido para esclarecer el asunto, le es arrojado un redoblante que lo impacta en la cara.




Tres días luego de dichos eventos comenzaba un nuevo campeonato de la primera división, el  cual Racing no podía disputar pues no se encontraba habilitado y en proceso de liquidación. Fue el 7 de Marzo de 1999, cuando se disputaba la fecha inicial del Clausura 98, donde Racing debía disputar su encuentro contra Talleres de Córdoba, en donde sus seguidores se dieron cita en el estadio Juan Domingo Peron a mostrar su apoyo al club. La noticia causó un impacto mundial, pues más de 25 mil personas fueron a un estadio donde no habría ningún evento deportivo, solamente superado por el superclásico santafesino entre Newell’s y Rosario Central, que convocó a 30 mil personas.




El suceso causó estupor en todos los planos del país, al punto que el gobierno nacional, la AFA, y hasta los mismos presidentes de los demás clubes, comenzaron a realizar gestiones para encontrar una alternativa a la quiebra de la institución de Avellaneda. La propuesta más polémica vino por parte de Carlos Ruckauf, que propuso declarar al club “de interés histórico” con motivo de generar así la imposibilidad de ser rematado. El plan de financiamiento de la AFA requería que Lalí y su comitiva abandonaran su cargo a la cabeza del club, es por ello que luego de varías dudas y rectificaciones, el presidente de Racing decidió dar un paso al costado.

La idea de ser privatizado no convencía a los hinchas.


Luego de varias idas y venidas, se estimó que el club fuera gerenciado, por eso se llamó a una licitación de empresas la cual fue obtenida por Blanquiceleste S.A., dirigida en ese entonces por Fernando Marín.



El gerenciamiento de Blanquiceleste tiene su capítulo aparte dentro de la historia de Racing, con diez años de cargo con posibilidad de extenderlo por diez más, una nueva década infame de malversaciónes, promesas incumplidas, fraudes y un campeonato en 2001. Dejaremos para otra ocasión contar sobre como se alzó, se engordó y se destituyó a Blanquiceleste S.A., pero no ha de caber la menor duda que el sentimiento que existe por Racing Club Asociación Civil, no quebró.